La funcionaria del Cesfam Lo Amor trabaja en la sala de Infecciones Respiratorias Agudas, pero desde la pandemia realiza los toma de PCR, notifica los resultados y hace seguimiento de los caso positivos. En julio se contagió de coronavirus.
Casi catorce meses desde el inicio de la pandemia en Chile, sin duda uno de los periodos más crudos del último tiempo. El que ha cobrado la vida de más de 27 mil personas, de todas las edades y de todos los estratos sociales. En las últimas semana el número de casos ha disminuido, lo que incluso está provocando que algunas comunas salgan del desconfiamiento. Pero este panorama no es símbolo de relajo, así lo indican las autoridades y el personal de salud.
“Siendo honesta, no dimensionaba lo que significaba realmente la pandemia. Me tocó trabajar en el brote de la influenza AH1N1, entonces tenía la referencia de que eso sería lo más grave de una pandemia. En ese tiempo se sorteó bastante bien, y pasó y no fue nada tan caótico y menos extenuante como lo que ha sido esto”, relata Bernardita Cea, kinesióloga de la sala de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA) del Centro de Salud Familiar Lo Amor.
Bernardita cuenta que cuando se veía el avance de los contagios en Europa o Asia, se gestionó que ella junto a otros funcionarios de la salud del área respiratoria realizarán algunas capacitaciones. Desde ahí todo comenzó a cambiar. Ella, junto a su equipo de compañeros del Cesfam Lo Amor, está encargada de tomar la muestra de PCR, notificar los resultados y hacer el seguimiento de los casos positivos.
“Nosotros comenzamos a trabajar tempranamente en marzo, y ya estábamos con un equipo formado. En junio la demanda comenzó a ser más y eso acompañado de las estadísticas que nos indicaban que esto era complejo”, dijo la profesional.
A pesar de todas las medidas de protección que siempre tomó, y que sigue haciendo, considerando su frecuente exposición a la enfermedad, en julio del año pasado, uno de los meses más críticos de la pandemia, el resultado de su PCR arrojó positivo.
“Cuando me notificaron y escuché que era positiva lo primero que sentí fue miedo. Me dio un escalofrío y una angustia. Lo primero que hice fue hacer un recorrido mental de todas las personas con las que tuve contacto, para saber a quién pude haber contagiado. Ese fue mi primer temor, a quién le pude haber transmitido esto que lo pueda dañar”, contó la kinesióloga.
“Yo intuía que tenía el virus. Mis síntomas fueron radicales desde un día viernes que terminé la jornada laboral, llegué a mi casa con una sensación de cansancio. Al día siguiente se manifestó violentamente con la pérdida del olfato, del gusto y una sensación de fatiga muy evidente. Todo esto sumado al temor de cómo se iría desarrollando la enfermedad”, dijo Bernardita Cea.
La profesional, con lamento, narró que la cuarentena tras su resultado debió pasarla sola. “Una parte de mi familia no está en Santiago y mi hijo se fue con su papá. El hecho de estar sola, con un virus que no sabes cómo podría reaccionar tu cuerpo, eso me jugó un poco en contra en la parte anímica”.
Luego de terminar su periodo de aislamiento Bernardita aseguró que “te vuelves un agente promotor del cuidado. Si bien hubo situaciones que no me gustaría volver a vivir, de todas formas, lo sorteé bastante bien. Yo tuve mucha suerte, pero lamentablemente no todos los organismos responden igual y no queremos perder a nadie”.
Una de las conclusiones a las que llega, es sobre la importancia de que la gente que resulta positiva comunique sus contactos estrechos. “Eso ayuda mucho para hacer la trazabilidad”.
Bernardita cuenta que una de las situaciones más complejas de notificar los resultados positivos es que muchas veces hay familias enteras que se quedan sin suministros por el encierro. “Me comentan que es difícil sostener la situación económica en una cuarentena, porque no tienen cómo solventar esos días en casa”.
VAMOS POR EL AUTOCUIDADO
Considerando el inicio de invierno y junto con ello el brote de algunas enfermedades respiratorias como la influenza, es esencial saber reconocer algunos síntomas propios del coronavirus.
La kinesióloga explica que algunas señales pueden confundir, pero hay que tener atención a la posible pérdida del gusto y olfato. Además de alta fiebre, dificultades gastrointestinales y tos.
“Muchas veces las personas que llegan hasta el Cesfam con algún síntoma tratan de justificarlos, sin pensar que pueden ser portadores del virus”, dijo Bernardita Cea.
Enfatiza que es importante el uso correcto de la mascarilla. “Esta va sobre la nariz, para tener un óptimo aislamiento de lo que está respirando y exhalando. Es importante que se cambie, si es quirúrgica o de tela, cada vez que se humedezca”.
Si bien Bernardita cuenta que los ánimos dentro de su equipo siempre son los mejores, afirma que hay momentos de frustración. “Es importante que todos nos cuidemos. Pero sobretodo que la gente comprenda que si el cuidado es constante más rápido saldremos de esto”.